“¡Despierta! ¡Ven a mi encuentro y mira! … En ti estaré
protegido, Dios mío, pues tú eres mi fortaleza y protección. El Dios que me ama
vendrá a mi encuentro… tú has sido mi protección, mi refugio en momentos de
angustia...A ti cantaré himnos, Dios mío, pues tú eres mi fortaleza y
protección; ¡tú eres el Dios que me ama!” (Salmo 59. Versículos 4,9,10,16 y
17).
Quizá hoy sea uno de esos días en que las noticias no ofrece
consuelo. Tampoco ese viejo libro que está en tu mesa de noche aporta
tranquilidad. La última conversación con uno de tus mejores amigos tampoco
mejoró las cosas.
Fue otro día de quejas, de lamentos… quizá.
Es cierto: hay
momentos que quisiéramos decir como el salmista: "¡despierta Señor, ven
pronto a rescatarme!", porque nos sentimos tan frágiles, tan débiles, tan
expuestos a distintos peligros.
Sin duda,
los momentos de inseguridad e incertidumbre, se nos vuelven una constante a lo
largo de los días. Es por eso que el mensaje es muy claro: sólo en Dios
encontramos nuestra protección, pues Él es nuestra fortaleza. Dios nos ama y
por eso viene a nuestro encuentro.
Cuando a
lo largo de nuestras vidas recordamos los momentos de angustia y tribulación
podemos notar con claridad cómo Dios ha sido nuestro refugio porque es nuestra
fortaleza y protección.
No importa
cuán complicado sea el camino que estás recorriendo o qué tantas preocupaciones
tengas en mente. Aunque el futuro se muestre como algo incierto, recuerda: el
Dios que nos ama, nos fortalece y nos protege.