«… salvará al pobre que suplica y al necesitado que no tiene quien lo ayude» (Salmo 71, 13)
Este versículo del Salmo 71 es un recordatorio de la fidelidad de Dios hacia
los más vulnerables. En el contexto teológico, el salmista describe a Dios como
el protector y salvador de aquellos que no tienen otro recurso. En la
antigüedad, los pobres y desamparados no solo carecían de posesiones
materiales, sino que también estaban privados de apoyo social y de defensa en
la comunidad. En un mundo que fácilmente dejaba atrás a los más frágiles, el
mensaje de este Salmo es revolucionario: Dios no es indiferente, Él escucha sus
súplicas y se convierte en su ayuda.
Hoy, este versículo nos habla directamente, recordándonos que Dios sigue
atento a cada corazón que sufre, a cada alma que clama en su soledad. Él es un
Dios que no abandona, especialmente a los que no tienen quien los ayude. Nos
invita a confiar en Su promesa de auxilio, entendiendo que, en medio de
nuestras dificultades, tenemos una mano amiga y un refugio seguro en Él. Es una
llamada a la esperanza en que Su amor nos sostiene, incluso cuando sentimos que
hemos perdido el apoyo humano.
Para ilustrarlo, recuerda la historia de un anciano que vivía solo en una
aldea lejana. Este hombre, al que pocos conocían, sobrevivía con lo poco que
tenía. Un día, en medio de una fuerte tormenta, la única vía que conectaba su
casa con el pueblo fue bloqueada. El anciano, sin medios para comunicarse y sin
alguien a quien acudir, pensó que ese era su fin. Pero, inesperadamente, una
pareja de desconocidos que pasaba por la zona lo vio desde lejos y acudió en su
auxilio, trayendo comida y ayudándolo a despejar el camino. Para el anciano,
fue un milagro; sintió que Dios había enviado ayuda cuando no había nadie más.
Hoy, tú también puedes ser la mano de Dios para alguien que lo necesite.
Cuando veas a alguien en necesidad, acércate con una actitud de ayuda y
generosidad, porque quizás en ese acto sencillo estés cumpliendo la promesa
divina de ayuda y sostén. Y si eres tú quien se encuentra necesitado, no
pierdas la esperanza: Dios no olvida a los suyos, y Su auxilio puede venir de
maneras inesperadas.
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