miércoles, 30 de enero de 2013

¿EN QUÉ CONDICIONES VIENE EL AUXILIO DE DIOS?


Habacuc 3

Dios Habla Hoy (DHH)
Lo que oigo acerca de ti, Señor, y de todo lo que has hecho, me llena de profunda reverencia. Realiza ahora, en nuestra vida, tus grandes acciones de otros tiempos, para que nosotros también las conozcamos... 13 "Tú [saldrás] en ayuda de tu pueblo…"16 esperaré tranquilo el día en que Dios ponga en angustia al ejército de nuestros opresores. 17  Entonces me llenaré de alegría a causa del Señor mi salvador. Le alabaré aunque no florezcan las higueras ni den fruto los viñedos y los olivares; aunque los campos no den su cosecha; aunque se acaben los rebaños de ovejas y no haya reses en los establos. 19  Porque el Señor me da fuerzas; da a mis piernas la ligereza del ciervo y me lleva a alturas donde estaré a salvo.

***

Habacuc es uno de los profetas del antiguo testamento y del grupo de "profetas menores" por la extensión de su texto. Al final de su relato, encontramos una hermosa oración. Es un canto de victoria.

Habacuc pide al Señor, que realice sus grandes obras de otros tiempos, cuando salvó al pueblo de Israel por el paso del Mar Rojo y otros prodigios que vivieron sus antepasados. Luego, buena parte de éste relato (convertido en oración y salmo) describe la Gloria del Señor.

Se promete que el Señor saldrá en ayuda de Su pueblo. Sin embargo, ésta ayuda es esperada en cierta tónica: la alabanza así los resultados no sean los esperados en su tiempo. A eso se refiere Habacuc, cuando habla de alabarlo aunque no florezcan las higueras, ni dando fruto viñedos y olivares... aunque los campos no den su cosecha, aunque no haya rebaños ni reses en los establos se alaba al Señor: ¡Incluso cuando no se vean los beneficios del duro trabajo!

En esa actitud de reverencia y rodeados por dificultades y la aparente falta de resultados, es cuando llegará Su ayuda: es fuerza que da a la conciencia velocidad para adaptarse, decisión para hacer frente a los momentos de prueba y desasosiego ("la ligereza de los pies del ciervo"). Y es recibir una protección más allá del alcance humano: somos como polluelos del Señor, expuestos al depredador cuando estamos en el suelo, pero llevados como en Alas de Águila y a cumbres inalcanzables para nuestros adversarios.

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