Salmos
42,6.9
Dios Habla Hoy (DHH)
(6) ¿Por
qué voy a desanimarme?
¿Por qué voy a estar preocupado?
Mi esperanza he puesto en Dios,
a quien todavía seguiré alabando.
¡Él es mi Dios y Salvador!
¿Por qué voy a estar preocupado?
Mi esperanza he puesto en Dios,
a quien todavía seguiré alabando.
¡Él es mi Dios y Salvador!
(9) De día
el Señor me envía su amor,
y de noche no cesa mi canto
ni mi oración al Dios de mi vida.
y de noche no cesa mi canto
ni mi oración al Dios de mi vida.
***
Alguna vez escuché a un predicador decir el remedio más eficaz para la ansiedad es la confianza en Dios. ¡Nada más cierto!
No hay motivos verdaderos para estar desanimados o preocupados. Cuando ponemos nuestra esperanza en Dios, podemos estar siempre con el ánimo bien dispuesto y en total paz.
El Señor es tan bueno con nosotros, que nos envía en todo momento sus Señales de Amor. Un importante secreto de la vida espiritual, nos dice el salmista, es tener en cuenta estas señales de amor. Cuando se tienen en mente, ni la oración ni los cantos dirigidos al Señor, cesan (ni siquiera en las noches).
No hay motivos verdaderos para estar desanimados o preocupados. Cuando ponemos nuestra esperanza en Dios, podemos estar siempre con el ánimo bien dispuesto y en total paz.
El Señor es tan bueno con nosotros, que nos envía en todo momento sus Señales de Amor. Un importante secreto de la vida espiritual, nos dice el salmista, es tener en cuenta estas señales de amor. Cuando se tienen en mente, ni la oración ni los cantos dirigidos al Señor, cesan (ni siquiera en las noches).
Una de
las historias más insólitas acerca de los signos del Amor de Dios es ésta que
te voy a contar. Un día una persona descorazonada y desanimada se fue a la
terminal de transportes de su ciudad. Quería
encontrar nuevos rumbos en otra ciudad. No quería saber nada de nadie, ni
siquiera de Dios. En todo su recorrido por aquel lugar, no levantó ni una sola
vez la cabeza. No quería encontrarse cara a cara con nadie, ni sostener la
mirada a otros.
Finalmente,
cuando quiso botar unos papeles viejos que estaban en su billetera, encontró
una caneca vacía. Al arrojar los papeles notó que en el fondo de la caneca
había un letrero grande que decía: ¡Dios te ama!
Aprender
a distinguir las señales de amor de Dios en la vida cotidiana, es signo de
sabiduría.
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