viernes, 1 de febrero de 2013

A LOS QUE TEMEN HABLAR DE DIOS


Hechos 18:9-10

Dios Habla Hoy (DHH)
Una noche, el Señor le dijo a Pablo en una visión: «No tengas miedo; sigue anunciando el mensaje y no calles. 10 Porque yo estoy contigo y nadie te puede tocar para hacerte daño, pues mi pueblo es muy grande en esta ciudad.»

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A San Pablo lo caracterizaba el ardor para anunciar el nombre de Jesús. Viajaba siempre, de un lado a otro, anunciando con valentía el nombre de Cristo. 

Sin embargo, esa pasión por el Evangelio no estaba libre de oposición: en la ciudad de Corinto, lugar donde es dada ésta promesa, muchos estaban en contra del mensaje de Jesús (especialmente estaban incómodos los que "creían en Dios"). Se negaban a creer la novedad que planteaba el mensaje del Señor.  

San Pablo se vió obligado a cambiar su enfoque: ya no trataría de convencer a los creyentes, sino que iría precisamente, a aquellos que eran considerados incrédulos, paganos o en otras palabras "gentiles" (Hechos 18,6). 

Muy seguramente San Pablo sintió el peso de la persecución. Pero en medio de un anuncio abierto y franco del Evengelio, se manifestaba el respaldo de Dios animándole a no tener miedo, a no callar, porque estaría siempre presente.  

Al final de la promesa, existe una enigmática expresión: "el pueblo del Señor es grande en la ciudad" en la cual estaba evangelizando San Pablo. Porque el predicador no está reclamando para un pueblo para sí mismo, no ésta construyéndolo; ese pueblo al que está dirigiendo la Palabra de Dios, ya ha sido apartado, Dios mismo ya ha conmovido los corazones de aquellos que le oirán; Él ha atraído a los corazones a los cuales llegarán Sus palabras.

Estamos en un tiempo particularmente difícil, y adverso para el mensaje de Jesús: es probable que estemos lejos de ser arrojados a los leones (como a los cristianos en la antigüedad)... seguramente no seremos víctimas de persecuciones más violentas. Sin embargo, los creyentes estamos siendo víctimas de una persecución más soterrada, de una ridiculización del mensaje de Jesús, de una trivialización de la experiencia espiritual. Siento que hoy el Señor, a aquellos que anunciamos Su nombre a tiempo y a destiempo, nos promete: "aunque seas víctima de persecuciones (está asegurado que las habrán...), Yo el Señor te ordeno ser valiente, no tener miedo y no callar, anunciando mi mensaje con fidelidad; estoy contigo, te protejo, te cuido y te mando recoger la cosecha que Yo he dispuesto". 

Hoy el Señor nos invita anunciar el mensaje sin preocuparnos por si será o no escuchardo, porque esta disposición del corazón para recibir el mensaje la dará el mismo. El crecimiento solo puede ser dado por Dios. 

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